La implementación del Internet de las Cosas en los cultivos abre las puertas al uso de herramientas o dispositivos para el monitoreo de las condiciones que afectan el crecimiento y el desarrollo de las cosechas.Poder capturar y analizar toda la información en tiempo real permite tomar decisiones que van a repercutir en un aumento de la productividad y en una reducción de costos en los cultivos.
En el pasado, los cultivos ubicados en zonas rurales no podían acceder a estas tecnologías, debido a las limitaciones para poder acceder a servicios de Internet con una calidad suficiente para manejar una agricultura inteligente, pero soluciones satelitales como las ofertadas por INRED, con más de 1.500 puntos en áreas rurales, crean las condiciones para que hoy en día ésto sea posible; tanto a través de tecnologías GEO como MEO lo que lo convierte en una solución con escalabilidad, si el futuro de los clientes así lo requiere.
De acuerdo con Mauricio Villamil, director para la Región Andina y Chile de SES Networks, en Colombia cerca del 74% de los cultivos rurales no tienen conexión a Internet, o tienen conexiones por debajo de las necesidades para subirse en la ola de la agricultura inteligente; la cual para el año 2019 era una industria que movía 17.000 millones de dólares con una tasa de crecimiento del 17,6%, lo que puede significar una industria de 29.000 para el año 2027.
Los cultivos tienen la necesidad de tener mejores conexiones de Internet, tanto para satisfacer las obligaciones tributarias de facturación y nómina electrónica, como las de comunicación con clientes ubicados por fuera del país. Muchos cultivos ya cuentan con soluciones contables y de ERP en general en la nube, o manejos de e-commerce y logística; sumado a estos puntos iniciales al uso de soluciones de monitoreo y seguimiento con dispositivos de IoT hacen necesario un manejo eficiente de los datos generados, los cuales deben ser recaudados, transportados y analizados en tiempo real.
Alvaro Villamizar, director de Caproflor, una de las principales agremiaciones del sector, comenta que muchos de los cultivos de flores en Colombia se encuentran en desventaja y en un atraso considerable frente a industrias agrícolas de países como Holanda, quienes se benefician de la tecnología para obtener una mejor rentabilidad en la producción, razón por lo cual se hace necesario que los cultivos exploren e inviertan en tecnologías como la del Internet de las Cosas (IoT).
Alfonso Alvarado, ingeniero agrónomo y experto en Desarrollo Empresarial Agropecuario, nos explica que este tipo de tecnología hace parte de la cuarta revolución industrial y está allanando el camino de lo que ya algunos consideran es el inicio de lo que va a ser una quinta revolución industrial. Pasamos de procesos de automatización soportados por estructuras de redes, las telecomunicaciones, la electrónica y la informática; que dieron paso a la robotización y con esta a la mejora de procesos repetitivos, pero también a la introducción de la inteligencia artificial como detonante de la cuarta revolución.

Una de las características de la cuarta revolución ha tenido relación con el estudio de la genética, que ha permitido el desarrollo y la manipulación directa del ADN, el cual en la agroindustria por ejemplo ha permitido la generación de nuevos alimentos más resistentes y productivos, y ha ayudado a la detección de plagas y enfermedades. Otra característica es el control de procesos, donde ya los datos empiezan a ser bastante relevantes, y con ellos la minería y el análisis de datos para la toma de decisiones, algunas de las cuales ya ni siquiera son tomadas por humanos ya que la inmediatez en estos tiempos es un factor importante para el desarrollo de los negocios.
Algunas de las industrias agrícolas que están empezando a beneficiarse del Internet de las Cosas (IoT) es el sector floricultor. Pedro Vazquez, asesor especializado en el cultivo de rosas, nos explica que en esta industria, el IoT se aprovecha para medir ciertos parámetros externos (ya sea temperatura, energía, actividad, luz, humedad, etc) de forma automática y sin la interacción del ser humano; y posteriormente estos datos viajan a un centro de procesamiento para que se tomen las decisiones adecuadas en tiempo real. Para su implementación es necesario tener en cuenta el tipo de sensores, comunicadores, protocolos, tipos de redes y aseguramiento de todos los procesos que se quieren medir. Pero a su vez es importante revisar los frameworks o marcos de trabajo, para el almacenamiento de datos, la seguridad de estos, su disponibilidad, integridad y accesibilidad, y se debe contar con herramientas que faciliten el análisis para la obtención de resultados con fines predictivos que ayuden en la toma de decisiones.
Al interior de los cultivos podemos monitorear una gran cantidad de información, por ejemplo plagas y enfermedades, para tomar decisiones tempranas que nos eviten el daño de las cosechas y el uso de químicos para combatirlas; sobre nutrición, para conocer las necesidades exactas de la planta y lograr su mejor desarrollo; sobre clima, para adaptar los cultivos y buscar las condiciones ideales para las plantas; sobre rendimientos y actividades de personal, que nos permitan controlar la productividad o los daños asociados a malos manejos; y finalmente a los inventarios, para hacer seguimiento detallado de unidades producidas y que nos permita realizar proyecciones o estimados de producción para los departamentos de ventas y logística, o la estimación de costos de producción.
La agricultura a futuro presenta nuevos retos causados por una reducción de las áreas de cultivo, el cambio climático, y el desarrollo y el crecimiento de la población en general. Javier Cuervo, Ingeniero agrónomo, MSc. en fisiología de cultivos y estudiante de doctorado en fisiología vegetal, quien a su vez es profesor universitario investigador y líder del semillero de investigación Tecnologías Emergentes en la Agricultura; nos resalta que estas tecnologías deben ser sostenibles, es decir estas deben ayudar al mejoramiento de prácticas en los cultivos, logrando que sean responsables en el uso de los recursos, y que generen el menor impacto, o mejor aún, un impacto positivo en el medio ambiente.
Estamos muy cerca de que en nuestros campos empecemos a ver cada vez más implementaciones de IoT; todos ellos interconectados a través de Internet. Drones monitoreando y fumigando los cultivos, tractores realizando sus labores de forma autónoma sin necesidad de personas, cultivos que se adaptan a las diferentes condiciones climáticas gracias a la previsión de las condiciones externas, plantas que reciben agua y nutrientes por demanda individual, proyecciones de siembra y corte basadas en cálculos de Inteligencia Artificial, rastreo y monitoreo de producto desde el cultivo hasta el cliente, manejo de autosostenibilidad energética, y muchas otras más.
PODEMOS HACER MUCHO POR SU CULTIVO
Hoy la ubicación de los cultivos no es un impedimento para acceder al IoT. Gracias a la tecnología de Internet Satelital que provee INRED, sus cultivos pueden ser parte de esta nueva revolución, y nosotros estamos listos para ser su aliado.
Déjenos sus datos y empecemos a hablar de conectividad para su cultivo.
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